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No al cambio

Ni a la reforma, ni a la innovación, ni a la mejora escolar, digo no a la reforma educativa, y no al cambio educativo.

Cambio educativo es un término que parece estar de moda, pero que viene de lejos (González y Escudero 1987:15). El cambio educativo no ha dado sus frutos, no nos ha conducido a nada diferente, porque no es el camino.

El cambio no es algo natural, es forzado e impuesto (al menos ofrecido o sugerido), y casi siempre desde fuera. Externo. El cambio interrumpe el desarrollo natural de los acontecimientos. El cambio supone sustitución de una cosa por otra. En el sistema educativo nos llevaría a olvidar todo el gran trabajo hecho hasta ahora, las cosas buenas que existen, el trabajo excelente de muchos profesionales, los hitos alcanzados durante todo este tiempo.

Sí a la metamorfosis educativa

La metamorfosis es un proceso natural, que surge del mismo ente y que le lleva a otra forma, otra composición, otra proyección. Es importante que dejemos que el cauce de los acontecimientos en la educación vaya tomando su propio rumbo y transformándose en aquello que de forma propia y orgánica decida.

¿Quiere decir esto que debemos de mantenernos pasivos ante la situación actual educativa?

Para nada, el proceso metamórfico requiere acompañamiento, vigilancia, reflexión, tiempo, cultivo, energía…. y nosotros somos los responsables de cuidar que todas estas necesidades estén cubiertas y satisfechas. Somos los guardianes de la metamorfosis, sin aspirar a ser más protagonismo. Asegurando el éxito del proceso.

Hay que respetar a los maestros, profesores, orientadores… educadores en general, en su proceso de crecimiento y maduración. Dejemos que se encierren en sí mismos para eclosionar en un nuevo paradigma educativo. En la metamorfosis biológica «no solo hay cambios de tamaño y un aumento del número de células sino que hay cambios de diferenciación celular» (wikipedia.org). En la metamorfosis educativa también esperamos cambios estructurales, de recursos, aumentar y emponderar al educando y al educador, donde algunos elementos variaran «su expresión génica, para adquirir la morfología y las funciones de un tipo celular específico y diferente al resto…» (Wikipedia.org) encontrando así nuevos roles, nuevos espacios, nuevas figuras, nuevos equipos, nuevas responsabilidades, nuevos accionadores… que surgirán de los ya existentes.

Igual que dejamos a nuestros hijos y alumnos desarrollarse de forma natural y autónoma, dejemos que la metamorfosis educativa recorra su propio camino interior.

 

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